Los vecinos plantaron un año más a pulso la Maya Domingo, 24 Julio 2016 Los vecinos plantaron un año más a pulso la Maya

Silió iza el mástil de la bandera de las tradiciones

La Maya ya preside la plaza de Santiago Apóstol en el pequeño pueblo de Silió, obligando a propios y extraños a levantar la mirada ante un imponente tronco de roble (en realidad dos, unidos en los últimos días) de más de 30 metros y dos toneladas de peso. Una tradición mantenida por los jóvenes del pueblo, empeñados, conjurados, contra viento y marea, en levantar a pulso la gran Maya, soportando el peso de una milenaria tradición, como lo hacen con la otra fiesta que protagonizan cada año, La Vijanera.

Volvieron a plantar la Maya a la vieja usanza, con esfuerzo pero con mayor agilidad que años anteriores y sin contratiempos, como sucedió en el año 90, cuando hubo que esperar al día siguiente para concluir el trabajo, único 'resbalón' que se recuerda.

Al final, tras cuarenta y cinco minutos de esfuerzo continuado, descansando solo para recolocar los aparejos, lograron poner en pie, a golpe de riñón, la Maya. A ratos empujando, a ratos preparando los andamios de madera, a ratos tensando las cuerdas, todo a golpe de brazo, entre aplausos de los cientos de visitantes, entre los que estaba la vicepresidenta del Gobierno regional, Eva Díaz Tezanos, y la alcaldesa de Molledo, Teresa Montero. Al final el hombre se impuso y el gran tronco ya ejerce de mástil de la bandera de las tradiciones en la plaza principal del pueblo.

En las caras de los esforzados jóvenes cansancio y satisfacción, caras reconocibles para los muchos cántabros que cada primer domingo del año vuelven a Silió, para disfrutar de La Vijanera.

Es una fiesta en la que participan todos los habitantes del pueblo aunque son unos 30 jóvenes los que levantan la Maya y la Añadición, los dos mejores troncos de roble del monte Canales, cortados hace apenas una semana y unidos para la ocasión.

Los más veteranos dirigieron las operaciones, mandando tensar las cuerdas, adelantar las horcas que alzaban los troncos, parar y volver a arrancar. Antes se habían ocupado, con la ayuda y consejo de los mayores, de preparar las cuerdas y poleas que ayudaron a los mozos en el esfuerzo de poner en pie la Maya. Menos tiempo que el habitual fue necesario para poner plantar un símbolo que preside ya la plaza de Santiago, y así lo hará durante buena parte del verano.Los aplausos y cohetes pusieron punto final a una tradición que recuerda la actividad maderera y religiosa de la zona hace siglos.

Y entonces comenzó otra tradición. Reunirse y recordar viejos tiempos, como apuntaba uno de los artífices de la recuperación de tradiciones en Silió, César Rodríguez. "Son cientos las anécdotas que nuestros mayores nos contaron, como las veces que la Maya se cayó y se volvió a levantar". "Se trata de un momento en el que todo el pueblo trabaja en común, en pos de un objetivo, verla pinada y presidiendo la plaza durante cerca de un mes y medio". Y prácticamente al mismo grito que hace siglos, Ehhhhhhhhhhh, una!!!!!.

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