La Vijanera se prepara ya para una edición especial, con más integrantes, más trajes, más implicación de los niños y más "pureza", recuperando nuevas tradiciones ligadas históricamente a esa ancestral mascarada que cada año invade el pequeño pueblo de Silió, en Molledo. De momento, la primera cuestión a tener en cuenta es que el año que viene no se celebrará el primer domingo de enero, sino el segundo, manteniendo la tradición de retrasar una semana la fiesta cuando coincide con el primer día del año.
Otra de las características especiales de la próxima edición es que coincidirá con un largo fin de semana, ya que el viernes anterior se celebrará la festividad de Reyes, con lo que desde la Asociación Cultural de Amigos de La Vijanera esperan, entre preocupados e ilusionados, que si el tiempo acompaña sea una edición "apoteósica". Esa perspectiva está abonada, además de coincidir con un puente, con el interés mostrado ya por personas de todo el mundo por acercarse a Cantabria para ver en directo una de las mejores y más completas mascaradas de la península, como señaló uno de los responsables de la asociación organizadora, César Rodríguez.
Esta semana reconoció que "va a ser una edición muy especial" porque se recuperarán nuevos aspectos del origen de la fiesta, pero también, dijo, por la alta participación de vijaneros, muchos de ellos niños que tendrán en ese fin de semana un protagonismo especial. Así mismo se continuará con la potenciación de la segunda parte del día. Tras una mañana de desfile, coplas y escenificaciones, la tarde mantendrá el pulso este año con la participación de las integrantes de la escuela de pandereteras, "una parte de nuestra fiesta que ganará muchos enteros".
En cuanto a los participantes, Rodríguez dijo que si el año pasado se llegó a los 150, este año se acercarán a los 170 vijaneros, cuando hace apenas cinco años no llegaban al medio centenar. Algo que permite, añadió, sumar más trajes, más versatilidad en vestimentas que otros años no han tenido un hueco en la Vijanera, incluso se podrán desdoblar algunos de esos trajes, lo que dará aún más vistosidad a la fiesta de Silió. Rodríguez tiene claro que "para nosotros es un orgullo haber duplicado en pocos años el número de participantes, especialmente jóvenes, porque es algo que nos reafirma en el trabajo bien hecho".
Recordó que ya se ha convocado el concurso de fotografía, "uno de los causantes de la gran repercusión en la red de la Vijanera", dijo.
Mientras se preparan las coplas, se revisa la "improvisación" del recorrido de los enmascarados y se recuperan tradiciones de viejos escritos y fotos, el pequeño pueblo de Silió se confabula para recibir una 'marabunta' de visitantes en lo que será la trigésimo quinta edición de la primera mascarada que se celebra en el continente europeo, Fiesta de Interés Turístico Nacional y socio más que notable de la Red Ibérica de las Máscaras, precursora de la declaración de esos ritos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un proyecto que podría fraguar a lo largo de 2017.
La ancestral fiesta se convierte en una cita perfecta para celebrar el año y conocer de cerca una de las fiestas más antiguas de Cantabria que se enmarca en la recuperación de ritos ancestrales, basados en el tránsito entre el año viejo y el nuevo, la fuerza de la Naturaleza y el respeto por el entorno. "Un ritual en el que se entremezclan creencias y costumbres que se han ido sedimentando a lo largo de miles de años", como explicaba César Rodríguez. Una fiesta que ha pervivido a lo largo de los siglos, diferenciada del resto de mascaradas por la variedad de personajes, de simbolismos que entraña cada traje, a cual más llamativo. En eso también se gana en la próxima edición, con más de 90 trajes distintos, más de una veintena dedicados a la Naturaleza, los que más llaman la atención en las últimas ediciones.
Recorrido
Por lo demás, el ritmo de la fiesta será semejante al de otros años. El grueso de la comitiva parte de las antiguas escuelas de Silió, donde la asociación organizadora tiene su sede. Otros bajan del barrio de Santa Marina, rodeando al oso, uno de los personajes principales de La Vijanera, la representación de todos los males que acechan al hombre. Y este año no se descartan "otras comitivas".
Sobre las 11,30 del mediodía todo comenzará a ser una locura. Los miles de visitantes empezarán a apartarse mientras las comitivas se abren camino. Los danzarines blancos se encargarán de ello. De las antiguas escuelas se dirigirán hacia la iglesia, muy cerca de donde coincidirá con el descenso del oso, el lugar elegido para que los zarramacos, los guerreros del bien, le den caza.
Todos juntos recorrerán caminos y camberas de Silió hacia la Raya, el límite con el resto del municipio, donde, como manda la tradición, se pedirá Guerra o Paz. Antiguamente las vijaneras coincidían en los límites de los pueblos que las organizaban y, o terminaban a pedradas o bien avenidos. De ahí ese viaje a la frontera. La comitiva dará la vuelta y regresará al pueblo, atravesando la plaza de Santiago, sede del museo de La Vijanera, para llegar a la campa, muy cerca del punto de partida. En el escenario los vijaneros cantarán las coplas, secreto sumarísimo que se desvelará ese mismo domingo, con los comentarios sarcásticos sobre la actualidad internacional, nacional, regional y local. Después, el parto de la preñá, el augurio del año que empieza. Si el parto es bueno y fructífero, así será el año. De lo contrario, a temblar. Y de ahí a la plaza de la Reguera, junto a la iglesia, donde los zarramacos darán muerte al oso y pondrán fin al sufrimiento de los hombres, como mejor preludio de un año en el que La Vijanera celebra sus 35 ediciones en Silió.
