Javier Marcos y  Lino Mantecón trabajando en la necrópolis de San Juan de Raicedo Lunes, 02 Diciembre 2019 Javier Marcos y Lino Mantecón trabajando en la necrópolis de San Juan de Raicedo

Esperando el día del Juicio Final en San Juan de Raicedo

Los arqueólogos Javier Marcos y Lino Mantecón están documentando una necrópolis de la Alta Edad Media en el entorno de la iglesia románica de SanJuan de Raicedo, en Arenas de Iguña, más de 80 metros cuadrados llenos de sepulturas, todas orientadas de este a oeste, «esperando el día del Juicio Final», como apuntaba el propio Javier Marcos, en referencia a las creencias que marcaron la orientación de esas tumbas.

No es un asentamiento de nuevo descubrimiento, pero si corría un riesgo inminente por las obras de ampliación de la carretera que comunica Arenas con Anievas. Eso ha motivado el inicio, la semana pasada, de un estudio arqueológico patrocinado por la Consejería de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Urbanismo.

La existencia de esa necrópolis es conocida desde 1870, cuando Ángel de los Ríos hizo referencia a ese cementerio. Un campo santo algo alejado de la iglesia románica de San Juan de Raicedo, con lo que no se descarta que hubiera crecido entorno a otra iglesia anterior.

Las tumbas son de corte medieval, cajas en piedra cubiertas con una losa. Hasta ahora se han identificado medio centenar, quizá del siglo X o del XI, incluso anteriores. Y de distintos tamaños, para adultos, infantiles o una de un recién nacido. De momento es pronto para aventurar mucho más. La semana pasada lo que se ha estado haciendo es eliminar la capa vegetal para delimitar el terreno que ocupa y esta semana entrará ya un equipo completo de arqueólogos.

El porqué del cementerio o de una iglesia de tanta belleza como la de Raicedo en ese punto no deja lugar a dudas. Javier Marcos recuerda que ese camino entre los valles del Besaya y del Pas es histórico y de reconocida importancia.

Una parte extensa de esa necrópolis no se tocará, la que no está afectada por el paso de la carretera. En cualquier caso todo se documentará y el material o restos humanos si los hubiera se registrarán y se enviarán al museo arqueológico. No se descarta que una parte quede en San Juan de Raicedo, un deseo expresado por el alcalde de Arenas de Iguña, Pablo Gómez, que quiere dejar constancia en ese lugar de la existencia del campo santo medieval.

Otro alcalde, el pedáneo de San Juan de Raicedo, Amando Saiz, es de la misma opinión. Incluso cree que potenciaría la riqueza románica de la iglesia. Desde luego quiere que quede constancia «de lo que se ha encontrado bajo tierra».

Un descubrimiento que no ha sorprendido demasiado a los vecinos del pueblo. Alfonso Ibáñez, uno de los estudiosos de San Juan de Raicedo, apuntaba la semana pasada que se sabía que las tumbas estaban ahí. Sobre todo con la llegada de las grandes máquinas utilizadas para cultivar o cosechar, cada vez que entraban en esa tierra se levantaban losas, las que menos profundidad tenían. Todos los días se acerca al lugar y quiere documentar todo lo que se vaya haciendo para un próximo libro que detallará parte del patrimonio del pueblo.

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