El pequeño pueblo de Molledo congregó a cerca de un centenar de sus hijos, algunos llegados desde distintos lugares de la geografía nacional Sábado, 08 Febrero 2020 El pequeño pueblo de Molledo congregó a cerca de un centenar de sus hijos, algunos llegados desde distintos lugares de la geografía nacional

Los joyetos presumen de Santa Olalla

La llamada de Santa Eulalia volvió a congregar este sábado a los joyetos, manteniendo intacto el hilo conductor que les hace estar especialmente unidos al pequeño pueblo en el que nacieron ellos o sus antecesores, Santa Olalla, en el municipio de Molledo. Por eso, desde hace más de una década, se ponen de acuerdo para sentarse en torno a una mesa y esparcir sobre el mantel recuerdos de cuando 'moceaban'. Como siempre, entorno a la celebración de su patrona, cerca de un centenar de joyetos volvieron a casa y, como ya sucedió en las anteriores ocasiones, se mostraron orgullosos de pertenecer a un pueblo que se lleva en la sangre y se trasmite con ella. Asentado en el valle, en un hoyo protegido del norte y bendecido por el sol, los nacidos en Santa Olalla presumen del nombre de ese lugar, los del ‘joyo’, el hoyo. De ahí lo de joyetos.

Los encuentros comenzaron hace más de diez años, "como homenaje a nuestros amigos fallecidos, con los que habíamos compartido tantas romerías de entonces", contaba uno de los organizadores, Fernando Silió. En la primera edición se planteó la organización de una Santa Misa en recuerdo de los fallecidos y una comida de hermandad. Se preparó entre una veintena de amigos y terminaron apuntándose el doble, 40. "Así hasta este año, solo hombres, porque éramos los que entonces íbamos juntos a las romerías".

Así las cosas, la décimo tercera convivencia de joyetos comenzó con una Santa Misa en memoria de los fallecidos, incluida una ofrenda floral, con mención especial a los últimos ausentes.

Tras la celebración religiosa, mesa y mantel para reforzar los recuerdos y los lazos de unión, para poner al día a los llegados de otras tierras, desde muchos lugares de la geografía nacional, y contar historias de aquellos que viajaron mucho más lejos.

El apego a su pueblo lleva a algunos hijos del lugar a venir desde tierras lejanas, no olvidan sus años en Cantabria y por eso no quieren perderse la cita. Los organizadores recuerdan que en América aún quedan muchos descendientes del pueblo. Y es que fueron muchos los que a principios del siglo pasado hicieron las ‘américas’ para salvar una crisis aún peor que la actual.

De los 40 joyetos que se reunieron en la primera edición se ha pasado a los más de 90 de este sábado, de todas las edades, nacidos en Santa Olalla, sus hijos y nietos, cada cual de lugares bien diferentes pero todos con ‘querencia’ por su pueblo. Y todos caballeros. Por eso, mujeres, madres, abuelas e hijas ayer miraban con cierta envidia a los hombres, dispuestos a alargar la fiesta todo lo posible, que no siempre tiene uno a mano a los amigos de toda la vida.


 

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