Los seres mitológicos regresaron este fin de semana Barriopalacio de Anievas, recuperando una fiesta de Interés Turístico Regional que encandiló especialmente a los más pequeños, boquiabiertos ante los personajes de leyenda que acampaban a sus anchas por calles y plazas del pequeño pueblo de Anievas.

Cientos de personas se acercaron a disfrutar de una fiesta ideada para "poner en valor la mitología y acercarnos al sentir de aquellas personas que creían en esos personajes", decía la presidenta de la Asociación Dos Valles, Elena Gutiérrez, al hablar de una celebración que demostró el interés que suscita y el carácter familiar que tiene.

La consejera de Presidencia, Interior, Justicia y Acción Exterior, Paula Fernández Viaña, acudió un año más a la celebración de Un pueblo de leyendas, para destacar "la importancia de estos eventos para la dinamización de las zonas rurales y luchar contra el despoblamiento".

Aprovechó también para felicitar a los vecinos de Barriopalacio "por ser los artífices de la transformación de su localidad en "un pueblo realmente de leyenda". Según la consejera "aquí asistimos a una muestra de la cultura y de las costumbres de Cantabria, reflejadas a través de seres mitológicos y estampas de la vida cotidiana de nuestros pueblos, oficios que se están perdiendo y que deben permanecer en nuestra memoria".

Fernández Viaña incidió en la "importancia de trasmitir estas costumbres a las nuevas generaciones" y agradeció al alcalde de Anievas, Agustín Pernía, y al Ayuntamiento el "gran esfuerzo" que han realizado en los últimos años por organizar esta celebración y hacer partícipes a todos los vecinos de la recuperación y promoción de los personajes mitológicos de Cantabria, ojáncanos, anjanas, trentis, tentirujos, cuélebres, entre otros.

No se olvidó la consejera de que la fiesta tiene su complemento en el museo de la mitología, único en España, la Mitocasuca, un espacio dedicado a dar a conocer la tradición y convertirlo en un "foco de atracción" para visitantes que pudo inaugurar su predecesor, Rafael de la Sierra. 

El fin de semana se complementó con una comida popular, un mercado artesanal, teatros de calle, cuentacuentos, escenarios mitológicos y conferencias.