Los joyetos vuelven a reunirse en Santa Olalla Lunes, 13 Febrero 2012

Los joyetos vuelven a reunirse en Santa Olalla

Los joyetos no quieren perder el hilo conductor que les hace estar especialmente unidos al pueblo en el que nacieron ellos o sus antecesores, Santa Olalla, en el municipio de Molledo. Por eso, desde hace cinco años, se ponen de acuerdo para sentarse entorno a una mesa y refrescar recuerdos. Este fin de semana lo volvieron a hacer cerca de un centenar de joyetos y, como ya sucedió en las anteriores ocasiones, se mostraron orgullosos de pertenecer a uno de los pueblos más bonitos y tranquilos del Valle de Iguña. Asentado en el valle, en un hoyo protegido del norte y bendecido por el sol, los nacidos en Santa Olalla llevan el nombre de ese lugar, los del ‘joyo’, el hoyo. De ahí lo de joyetos. Los encuentros comenzaron hace cinco años, “como homenaje a nuestros amigos fallecidos, con los que habíamos compartido tantas romerías de entonces”, contaba uno de los organizadores, Enrique Fernández. En la primera edición se planteó la organización de una Santa Misa en recuerdo de los fallecidos y una comida de hermandad. Se preparó entre una veintena de amigos y terminaron apuntándose el doble, 40. “Así hasta este año, solo hombres porque éramos los que entonces íbamos juntos a las romerías, nada más que por eso”. Pero claro, eso provocó, como decía Enrique Fernández, “una sana envidia entre las mujeres, y al año organizaron su reunión, como viene sucediendo desde entonces, nosotros en invierno ellas en la primavera”. La fecha, para la reunión de los hombres, se debe a su interés por aprovechar el sábado anterior a la celebración de su patrona, Santa Eulalia, “para reforzar los recuerdos de la reunión”. Pero también las mujeres aprovechan otra fiesta del pueblo para su encuentro.
Así las cosas, la quinta Convivencia de Joyetos comenzó con una Santa Misa en memoria de los fallecidos, incluida una ofrenda floral, con mención especial a los cuatro habituales de ese encuentro desaparecidos en el ultimo año. Tras la celebración religiosa, música, con el Coro Virgen del Camino de Molledo, al que se unieron todos los joyetos en los cánticos de la tierra. Y después, la comida, este año en el Casón de la Marquesa, en Las Fraguas. Y como no, el menú lleva nombre especial, el ‘Joyetón’.
El apego a su pueblo lleva a algunos hijos del lugar a venir desde tierras lejanas, no olvidan sus años en Cantabria y por eso no quieren perderse la cita. Fernández recordaba que en América aún quedan muchos descendientes del pueblo. Y es que fueron muchos los joyetos que a principios del siglo pasado hicieron las ‘américas’ para salvar una crisis aún peor que la actual. Eran muchos los lugares representados ayer, desde Castilla y León al País Vasco, Madrid o Cataluña.
De los 30 joyetos que se reunieron en la primera edición se ha pasado a los más de 90 de ayer, de todas las edades, nacidos en Santa Olalla y sus hijos y nietos, cada cual de lugares bien diferentes pero todos con ‘querencia’ por su pueblo. Y todos caballeros. Por eso, mujeres, madres, abuelas e hijas ayer miraban con cierta envidia a los hombres, dispuestos a alargar la fiesta todo lo posible, que no siempre tiene uno a mano a los amigos de toda la vida. Muchos protagonistas de un libro que ayer fue de mesa en mesa, certificado perfecto de que los joyetos son de otra pasta. El libro, como no puede ser de otra manera, está escrito por otro joyeto, Ángel Acha.

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