El próximo domingo 1 de julio se pone en marcha el Plan de Apertura de Monumentos Artísticos Religiosos para promover las visitas públicas durante este verano a joyas arquitectónicas como la ermita mozárabe de Moroso, un plan enmarcado en un nuevo convenio entre el Obispado de Santander y el Gobierno de Cantabria. Dentro de ese plan se incluyen, en el valle de Iguña, la citada ermita mozárabe de San Román de Moroso, en Arenas de Iguña, y la iglesia de San Facundo y San Primitivo de Silió, en Molledo. Las visitas se realizarán bajo la supervisión e información de guías preparados para mostrar la riqueza histórica y religiosa de cada templo.

En el caso de la ermita de Moroso, la guía será la misma que en los últimos años, Raquel Fernández Vélez, quien se encargará de una apertura que se alargará del primer día de julio hasta finales de agosto, en horario de mañana de 11,30 a 13,30 y de tarde de 16 a 19,30 horas. Raquel Fernández Vélez continuará siendo la guía de la ermita de San Román de Moroso, tras el cierre en 2011 por falta de acuerdo entre Obispado y Gobierno regional el año pasado. Ella avanzó ayer que sería necesaria una mejora del suelo de la ermita, la limpieza del tejado y, sobre todo, realizar una inversión mínima en la mejora de la pista que llega desde Bostronizo a la ermita, una pista intransitable por la cantidad de grandes baches que hacen complicada la llegada de cualquier vehículo al templo. También espera la mayor difusión de los sarcófagos próximos a la ermita y una más completa señalización.

Joya mozárabe del siglo X, la ermita, se sitúa en pleno bosque, en San Román de Moroso, al norte de Bostronizo, término municipal de Arenas de Iguña. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico mediante Decreto de fecha 3 de junio de 1931. La primera cita histórica que se documenta sobre esta ermita es del año 1119, con motivo de la donación de la misma al monasterio de Santo Domingo de Silos por la Reina Doña Urraca quien peregrinó al menos una vez a San Román de Moroso. La iglesia de San Román de Moroso permaneció en estado de ruina hasta los años 80, en que se procedió a su total reconstrucción. Hasta entonces, el edificio había permanecido sin tejado y sin gran parte de la armadura. Alrededor de la iglesia quedan todavía piedras caídas, y sarcófagos con sus lápidas. A partir de 1980 se llevaron a cabo trabajos de restauración dado el mal estado de conservación en que se encontraba. Esto permitió localizar y excavar en su entorno una necrópolis altomedieval con tumbas de lajas y enterramientos en sarcófagos.

La siguiente parada se sitúa en el pueblo de Silió, en el término municipal de Molledo, en la iglesia de San Facundo y San Primitivo, ejemplo junto a Cervatos y Castañeda del más típico románico cántabro. El origen de este edificio está en un célebre monasterio que se fundaba el 2 de febrero del 938.

Raquel Fernández Vélez lleva haciendo de guía 14 años, la mayoría en Moroso, aunque los dos primeros fueron en las también catalogadas iglesias de Cotillo de Anievas y San Juan de Raicedo, en Arenas de Iguña.