Un momento de uno de los rescates Lunes, 17 Diciembre 2012 Un momento de uno de los rescates

Los obligados rescates de los bomberos a un vecino de Los Corrales

José Ignacio Pérez es un vecino de Los Corrales de Buelna que lo único que quiere es dejar de ser foco de atención cada vez que su espalda falla. Para su desgracia, su dolencia no pasa desapercibida, todo lo contrario, cada vez que se presenta se entera todo el barrio y parte del pueblo. El mal que sufre desde hace casi dos años hace que su cuerpo se quede rígido, como un bloque, y en el edificio en el que vive, sin ascensor, nada se puede hacer para sacarle por las escaleras, especialmente estrechas. Así que en las dos últimas ocasiones han tenido que acudir los bomberos, primero los del parque de emergencias de Los Corrales de Buelna y, a continuación, los de Torrelavega, con una escalera mejor dotada para un rescate como el que hay que llevar a cabo con José Ignacio. Vive en un tercer piso y para poder bajarle y meterle en una ambulancia que le lleve de urgencia al Hospital de Valdecilla hay que montar todo un dispositivo que lleva, yendo todo bien, de dos a tres horas.

Cada vez que se queda inmovilizado llaman inmediatamente al 061, que envía los médicos del servicio de urgencias del centro de salud de Los Corrales de Buelna. Pasa mínimo un cuarto de hora en llegar al centro de Los Corrales de Buelna, un viejo edificio junto a las vías del tren, muy cerca de la iglesia parroquial San Vicente Mártir, comprobar la situación del enfermo y ponerle medicación. Se esperan otros 25 ó 30 minutos y al comprobar que no hay mejoría se llama a la ambulancia para el traslado al Hospital de Valdecilla. Conductor y auxiliar comprueban que no se puede manejar la camilla por las escaleras, menos con el peso de José Ignacio, cerca de dos metros y complexión fuerte. El siguiente paso es avisar a los bomberos, que tienen que disponer de la escala adecuada y habilitarla para recepcionar en una cabina instalada en lo alto de la escalera la camilla.

De todo esto José Ignacio apenas se entera, porque el dolor hace que de inmediato le inyecten medicamentos muy potentes. Pero sabe que pasa, y no es plato de gusto, aunque los vecinos ya sepan de su dolencia. Cuál es la solución? La médica parece muy complicada. Se le ha diagnosticado estenosis segmentaria del canal lumbar en L2-L3 y L3-L4 y degeneración-desecación y leve abombamiento discal en L4-L5.

La otra solución, la que el propone, podría ser menos complicada. El pide que las entidades financieras le cambien el piso que tiene ahora por un bajo u otro de donde se pueda salir en camilla sin ningún problema. No pide cambios a mejor, pero si que le permitan hacer una vida más tranquila dentro de lo que cabe. Porque el verano es más llevadero. Se pasa buena parte del día fuera de casa para que, en caso de problemas, se le pueda trasladar sin llamar a los bomberos. Pero en invierno, las malas condiciones meteorológicas podrían empeorar su salud, y sería peor el remedio que la enfermedad. Así que espera paciente junto a su mujer, Beatriz Lasarte, su gran preocupación, por encima de su salud. “Se merece algo mejor”, asegura, mientras ella contiene la emoción y el la anima. “No pido gran cosa, solo un trueque que me permita afrontar mi enfermedad en mejores condiciones, sin tener que recurrir a los servicios de emergencia cada vez que me pasa algo”.

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