Familia afectada junto a activistas de Stop Desahucios Viernes, 02 Mayo 2014 Familia afectada junto a activistas de Stop Desahucios

La presión popular frena el primer desalojo público de una familia de Los Corrales

"Sí se puede". Con esta frase cerca de 200 personas manifestaban su alegría este viernes tras conocer el aplazamiento de lo que iba a ser el primer desahucio público de una familia de Los Corrales de Buelna. Cuarenta y cinco minutos bastaron para que representantes de Liberbank, la familia y colectivos de afectados por las hipotecas alcanzaran un acuerdo que aplaza hasta el 2 de junio el lanzamiento. La familia entregará ese día su vivienda y a cambio se le concederá un alquiler social que no irá más allá del 30% de sus ingresos.

La hija dio la alarma

Rita, la hija del matrimonio desahuciado, ha sido la artífice, en pocas horas y con la ayuda de la presión ejercida por colectivos y vecinos de Los Corrales de Buelna, de lograr dos aplazamientos. El primero fue el pasado miércoles, cuando la comisión judicial se presentó en la casa de sus padres. Era el momento que la madre de Rita venía temiendo desde hacía meses. Solo ella sabía la realidad, lo que estaba pasando. Nada había dicho al resto de la familia para no preocuparles. Pero ya no había tiempo para más. Rita, que tampoco sabía nada, estaba en casa y, tras la sorpresa inicial, reaccionó rápido y aprovechó la falta de una comunicación previa con suficiente tiempo para pedir un aplazamiento. Se retrasaba el lanzamiento hasta el viernes. Pero la madre no pudo más, y tuvo que ser ingresada de urgencia en el Hospital de Sierrallana con un ataque de ansiedad.

La noche del miércoles Rita llamó a la Plataforma de Afectados por las Hipotecas y en minutos se puso en marcha una máquina engrasada que reunió en 24 horas a 200 personas dispuestas a ejercer la presión suficiente para paralizar el desalojo.

Era complicado, porque ya se había procedido a la ejecución hipotecaria, a favor de Liberbank, con lo que la vivienda estaba en el alero. Pero había otras opciones y en ello se basaban quienes reclamaban el acuerdo.

Manos a la obra

A las 10 de la mañana del viernes comenzaba la concentración en la sede de Liberbank en Los Corrales de Buelna. Siete guardias civiles y un guardia jurado contemplaban como iba creciendo tanto el número de personas congregadas como la tensión. Poco después de las 10 de la mañana Rita, su padre, y miembros de los colectivos de afectados entraban en la oficina. Los cánticos seguían en la calle. "Ni gente sin casas, ni casas sin gente", "se va a acabar el desahuciar", coreaban los concentrados. Sobre las 10.45 Elena Prado, portavoz de esos afectados daba la noticia. Había acuerdo por escrito. Liberbank suscribía el compromiso de que no intentará ningún lanzamiento hasta el 2 de junio para facilitar a los afectados que aporten la documentación necesaria para revisar su caso, condenar la deuda y acceder a un alquiler social que no deje en la calle a una familia que no tenía más que esa casa, una vivienda social en el centro de Los Corrales de Buelna. Habían accedido a ella en 1998, con lo que, según los representantes de las plataformas, "la vivienda está más que pagada". El matrimonio, con dos hijos mayores, llegó de Portugal hace 28 años, con lo que son más que conocidos en la localidad. El tiene en la actualidad un trabajo temporal, pero la situación es crítica desde hace meses.

Respeto

"Ahora necesitan intimidad, no hay necesidad de más, pero si seguiremos muy de cerca los acontecimientos", decía Elena Prado. Ella, David o Ricardo, portavoces de distintos colectivos, coincidían en que es un caso público, pero que hay muchos más, que se producen desalojos casi a diario, "callados por la vergüenza de las personas, que en algunos casos se sienten fracasado", lamentaba David. Ricardo hablaba de solidaridad, como Elena. Sentían una "satisfacción enorme por la participación activa de tanta gente apoyando a los afectados, de Los Corrales de Buelna y de toda Cantabria, una movilización muy importante dado el poco plazo de convocatoria, y que supone un aviso claro a las entidades que ejecutan estos desalojos". Todos invitaron a las personas que están viviendo situaciones semejantes a denunciar el caso ante los medios y esos colectivos, "sin vergüenza, porque quienes deben sentirla son los que permiten los lanzamientos", decían. Y avanzaron que a lo largo de la mañana ya una mujer, también de Los Corrales de Buelna, les había comunicado su situación, semejante a la de los padres de Rita.

Al final, el sentimiento era de victoria, de haber logrado lo que se perseguía, no dejar a una familia en la calle, una familia mas, entre tantas, de las que no pagan porque no pueden, no porque no quieran, con el sufrimiento que eso supone". Al final, ante la pregunta de los presentes, se les comunicaba también que la propietaria se encontraba mejor, aunque permanecía ingresada. Y los concentrados se iban marchando. Los últimos, miembros de la Plataforma de Afectados por las Preferentes en Los Corrales de Buelna, muestra de la especial sensibilización de la comarca con la antigua Caja Cantabria. Todos se fueron como llegaron, coreando la frase del día hecha realidad. "Sí se puede".

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(En el reproductor, declaraciones finales de Elena Prado).

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