El Ayuntamiento de San Felices de Buelna ha puesto en marcha un proceso urgente de contratación de dos personas para controlar la llegada de centenares de visitantes, especialmente los fines de semana, a la ruta de la mitología del monte Tejas. Los interesados podrán presentar su solicitud en las oficinas municipales este jueves, de nueve de la mañana a dos de la tarde, según informó este miércoles el gobierno local.

El Ayuntamiento reconoce que la contratación de esas dos personas es "necesaria y urgente" para "ordenar los espacios públicos y zonas de aparcamiento, organización del material, adecentamiento y cualesquiera otras necesarias para atender al afluencia masiva de público" a la ruta abierta en el monte Tejas con tallas de seres mitológicos aprovechando los troncos secos de árboles.

Los elegidos tendrán la categoría de operarios de servicios múltiples y comenzarán su labor este mismo fin de semana. Su contrato de trabajo se extenderá de marzo a junio, sábados y domingos de 10 de la mañana a seis de la tarde.

El gobierno que preside José Antonio González Linares responde así a la afluencia cada vez mayor de personas llegadas desde toda la Comunidad Autónoma para ver las tallas de Emeterio Lombilla, un artista local enamorado de la mitología. Tanto es así que los vecinos de Tarriba, el pueblo más próximo, mostraron su preocupación este pasado fin de semana por la "romería" en la que se convirtió ese paseo, con decenas de coches aparcados a cada margen de la ruta y en el parque del refugio del Tejas.

Desde el Ayuntamiento también están buscando alternativas a esos aparcamientos, pero antes quieren contar con las personas que regulen todo ese flujo de gente.

El monte Tejas se ha convertido en el escenario perfecto para el nacimiento y desarrollo de una idea que ha poblado ese lugar de personajes de la mitología cántabra. Todo comenzó con la talla de un duende a tamaño natural el verano pasado. Emeterio Lombilla Portilla, ‘Terio’, vecino del barrio de Tarriba, en San Felices de Buelna, dio forma al personaje aprovechando un árbol seco, y a los pocos días era la atracción de decenas de personas que buscaban esa talla para fotografiarse con ella. Después fue una 'guajona', una pequeña talla de otro duende, prácticamente seguido, la cabeza de un enorme ojáncano, al poco tiempo un ‘arquetu’, un ‘musgoso’ y un oso. Eso, hasta ahora.