Los vecinos de la calle La Cuesta apenas han notado cómo se renovaba este martes todo un tramo de tubería de la red de abastecimiento de agua, sin obras, sin zanjas, sin ruido apenas. En seis horas una canalización que tenía fugas constantes se ha convertido en una nueva tubería sin tocar nada, un nuevo sistema que se estrena en Los Corrales de Buelna pero que llega para quedarse, como destacó el concejal de Obras y Urbanismo, Julio Arranz, defensor de un sistema que supone un ahorro para las arcas municipales y sobre todo evitar todo tipo de molestias para los vecinos o comerciantes.

En concreto se trata de un sistema de rehabilitación sin zanjas que permite no tener que excavar en ninguna calle, rehabilitando una tubería para dejarla completamente nueva. En el caso de La Cuesta la inversión ha rondado los 18.000 euros sin necesidad de ningún gasto añadido para abrir y cerrar zanjas, asfaltar de nuevo o reponer aceras. Aún más contentos están los vecinos, que sufrían constantemente las fugas que reducían la presión en los grifos y agua que terminaba anegando parcelas.

Aquarbe, la empresa responsable del servicio en Los Corrales de Buelna, explicó que se trataba de una sección de tuberías de hormigón de 300 milímetros de diámetro construidas con tramos de un metro de longitud que con el paso del tiempo habían perdido el sello entre las juntas, con lo que en cada unión de tuberías había filtraciones hacia las fincas adyacentes, perdiendo agua de forma notable a cada tramo.

Para aplicar el sistema se pensó en la empresa Technical Piping, especialista en un método que se basa en una manga de rehabilitación compuesta por un tejido con revestimiento plástico flexible impregnado con resina que se introduce con aire a presión por las entradas de registro en el interior de la tubería a rehabilitar, quedando adaptada y pegada en su interior. Así, utilizando la vieja canalización como encofrado, se crea una nueva tubería sin uniones, lo que incrementa la capacidad hidráulica y mejora la velocidad del agua, sin freno en los pozos de registro, con lo que se evita también la acumulación de residuos.

Es una técnica relativamente novedosa que se aplica en España desde hace menos de 30 años y en Cantabria no llega a una década. La primera vez que se utilizó fue en el Palacio Real de Madrid para revisar sus históricas redes de abastecimiento.