Cintia González Hoyos, directora de la Escuela Municipal de Arte, ha sido la artífice de la restauración de los cabezudos clásicos de Los Corrales de Buelna, tras más de tres décadas perdidos en los almacenes municipales. Rubén García, presidente de la Sociedad Cultural Rebujas de San Mateo, es el culpable de haberlos buscado, encontrado y entregado para su reparación. Y el Ayuntamiento el instigador de su definitiva restauración. El concejal de Cultura, Valentín Aguado Quintial, acogió la idea de la peña Rebujas y la directora de la escuela municipal zanjó el asunto con un proyecto avalado por todos y que ya ha dado el resultado esperado. Cintia González explicó que en principio los viejos cabezudos tenían apolillado el aro que sujeta la figura y la aguanta sobre los hombros del portador. Fue la primera acción sobre ellos. Hubo de sustituir esas sujeciones, a la vez que se trabajaba a fondo con la estructura en general, tras muchos años de esperar de nuevo la luz en lugares nada apropiados. Es papel maché y "bastante han aguantado", apunta la directora de Arte. Están hechos sobre papel de periódico, material tan deteriorado que ya incluso dejaba ver las noticias que recogía la prensa en el momento de su confección original. Agujeros, rayones, deformaciones, han ido desapareciendo con el tratamiento de la directora de la escuela, aplicando pastas especiales, pinturas, barniz. Con todo, se ha recuperado la forma original, eso si, tras pulir, lijar la superficie, y volver a hacerlo una y otra vez, cada una con más cuidado. La decoración ha llegado al final, también manteniendo el formato original. Y, lo que más llama la atención es verlos aflorar de nuevo, desatando los recuerdos de los que hace tres, cuatro décadas eran unos niños, pero que han seguido manteniendo en sus cabezas los miedos de cuando, en aquellas fiestas de San Juan, no faltaban los cuatro cabezudos de Los Corrales de Buelna. Aún faltan pequeños detalles, pero ya se ve el resultado final, y aquellos que entran en la Escuela de Arte coinciden en sus reacciones: los pequeños se apartan en la medida de lo posible y los mayores recuerdan las carreras que dieron tras las escobas de los cabezudos. Por lo demás, cargar con ellos no será demasiado engorroso. Metro y medio de alto y unos cinco kilos de peso. Eso sí, nunca está de más tener una buena formación física. Por lo que pueda pasar.
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