Los Corrales de Buelna celebra este jueves la festividad de San Vicente Mártir, patrón del pueblo hasta finales del siglo XIX, cuando fue relegado por la llegada de otro santo, San Juan, que cuadraba más con los deseos de los vecinos y sobre todo con la actividad metalúrgica que potenció el desarrollo industrial de la comarca. Un cambio de patrones que tuvo como preludio el interés de los habitantes del pueblo por trasladar sus fiestas populares del frío invierno al cálido verano y que pudo propiciar el empresario José María Quijano, aprovechando que San Juan era el patrono de las Forjas, una industria que él puso en marcha en Los Corrales y que llegó a contar con más de 3.000 trabajadores en el valle.

Hoy, la celebración de San Vicente se ciñe a la parroquia, de la que sigue siendo patrón a pleno derecho, como lo ha sido desde el siglo X. Los grupos parroquiales aprovechan la fecha y se unen en una Santa Misa Solemne que se oficiará en honor al santo a las siete y media de la tarde. Y como día grande que debería ser, tras el oficio religioso habrá un ágape, abierto a todos los vecinos, en los locales del contiguo asilo San José, para festejar como se merece al santo.

A pesar de ser posiblemente el primer patrón de la historia de Los Corrales de Buelna, a día de hoy San Vicente Mártir es “la Cenicienta” de las celebraciones populares. Así lo destacaba hace años uno de los sacerdotes de la parroquia, Miguel Cuevas, y hoy lo recuerda el actual párroco, Francisco Lledías, empeñado en poner en su sitio de privilegio al mártir español, destronado de la devoción festiva de los corraliegos.

A finales del siglo XIX se decidió que un pueblo que crecía por momentos al calor de la industria metalúrgica se merecía una fiesta más cálida, más veraniega, más popular. Se cogió el calendario y la vista se posó en seguida en San Juan (24 de junio), congelando en el frío invierno y en el recuerdo la fiesta de San Vicente (22 de enero).

Pero había algo más. San Juan tenía a favor principalmente el ser el patrón de las Forjas, actividad metalúrgica que crecía entonces gracias precisamente a la empresa Forjas de Buelna, fundada por José María Quijano y que daba trabajo a miles de personas en toda la comarca. De hecho, la predilección del empresario era patente como demuestra el que junto a la casa solariega aún se levanta la ermita de San Juan, en la plaza de La Rasilla, único templo del pueblo bajo la advocación de ese santo.

El patrón forjador se asentó en la localidad y las dos fiestas crecieron unidas hasta 1966, compartiendo una y otra, San Juan y San Vicente, su importancia como fiestas locales de guardar. Pero ya desde aquel año, San Vicente se fue derritiendo al calor de la celebración más popular y veraniega. Y posiblemente, también mejor financiada.

Prácticamente se había olvidado esa convivencia hasta la llegada del siglo XXI. La vocación por rehabilitar a San Vicente comenzó coincidiendo con la celebración, en 2004, del año jubilar dedicado al XVII Centenario del martirio del santo español. Y como desde entonces se hace, este jueves se oficiará una Santa Misa a las siete y media de la tarde en la parroquia de Los Corrales de Buelna. En ese oficio participarán todos los grupos apostólicos de la parroquia y se entonará el himno en honor a San Vicente Mártir, estrenado en aquel 2004.