Beatriz González Varela, nueva directora de la residencia de Los Corrales Sábado, 30 Diciembre 2017 Beatriz González Varela, nueva directora de la residencia de Los Corrales

"Queremos devolver a los residentes el control sobre sus propias vidas"

Hace año y medio la empresa Clece se adentró en el negocio de las residencias para mayores en Cantabria al hacerse con la gestión de la abierta en Los Corrales de Buelna. En el primer semestre pasaron por la dirección tres personas. La tercera directora, Beatriz González Varela, cumple un año al frente de una institución que quiere convertir en "un hogar", una de sus máximas aspiraciones, junto a la de aplicar en la atención a los residentes y en el trabajo diario de los profesionales nuevas pautas que sitúen al paciente en el auténtico eje del servicio, como ser humano único e irrepetible.

 

-Ha sido la tercera directora desde que Clece se queda con la residencia. ¿Eso genera cierta preocupación?

-Anteriormente a mi llegada sé que han pasado otras personas por el cargo pero no conozco sus circunstancias concretas. Lo que sé es que la visión que propongo a Clece despierta en la empresa gran interés, casando con la metodología que quieren implantar a nivel nacional. Es cierto que a mi llegada me encuentro con una situación entendible, con cierto recelo del personal, familias y residentes ante un nuevo cambio de director. La residencia ha sido gestionada muchos años por una empresa, llega otra y tres directores, es entendible. Pero siendo transparente en el trabajo diario, pienso que se ha puesto remedio a ese recelo.

-¿Qué se encuentra al llegar a la residencia?

-Lo mismo que, en mi opinión, sucede en todo el país, sistemas atrasados con respecto a naciones que llevan décadas haciendo las cosas de otra manera en el cuidado de las personas en situación de dependencia. En España, con la mejor de las intenciones, muchas veces la persona que ingresa en un centro residencial lo hace más en una institución y no en un 'hogar', como por ejemplo en Inglaterra. Aunque las cosas están cambiando poco a poco, generalmente aquí las personas aún están institucionalizadas y eso lleva a cierta despersonalización en la atención. Eso no quiere decir que se le trate mal, pero la persona  y sus derechos (como por ejemplo la capacidad de autodeterminación) no son el eje central de la atención. Clece está implementando el proceso de atención centrado en la persona y su aplicación tiene que empezar a construirse desde la base para llegar donde queremos llegar, algo que va a afectar a todos los niveles de atención.

-¿Cómo se implanta ese nuevo sistema?

-Bueno, no puedes llegar y decir estas son mis ideas y punto. Lo primero que se hace es observar que es lo que hay. A partir de ahí, poner en manos de los trabajadores ese cambio, maximizar sus cualidades, y para ello tienen que sentir que tienen poder en lo que pasa en el centro, que se les valora y se les escucha. Tenemos que analizar cada actuación, para trabajar de la mejor manera posible. Para ello también y de una manera primordial, hay que hablar con los residentes que son el centro de nuestra organización y sus familias. Todos cuentan.

-¿Se trata de personalizar la atención?

-Sí. Nuestra labor como centro es saber quién es cada residente, cuáles son sus gustos, sus vivencias, incluso de los que no tienen capacidad para contárnoslo, porque para eso están quienes tienen a su alrededor. Requiere mucho tiempo y también la revisión de todos los planes individualizados de atención; pero es la forma de llegar al fondo de la persona como eje de todo nuestro trabajo. Devolver a la persona el mando sobre su vida.

-Todo ello sin sujeciones.

-Es una de mis obsesiones apoyada sin cortapisas por Clece, porque los profesionales que trabajamos aquí pensamos que el nuevo planteamiento lleva inexcusablemente la eliminación de las sujeciones. Siempre hay otras salidas menos dañinas o limitadoras de los derechos de las personas. Cuando aplicas el modelo de atención personalizado te planteas el porqué de una sujeción. Quizá, es porque somos más cómodos o porque no sabemos hacer las cosas de otra manera. Desde mi llegada, me propuse eliminar de manera inmediata las sujeciones del centro, apuesta que Clece apoyó; y hoy, no hay ninguna persona con sujeciones en la residencia.

-¿Eso supone nuevo material?

-Como todo, una cuestión así  viene apoyada por medios técnicos que se implantarán progresivamente, porque tiene un significativo coste inicial que, eso sí, tendrá beneficios a medio-largo plazo.

-¿Hay gente durmiendo en el suelo?

-No, en colchones sobre el suelo sí, para minimizar el riesgo ante posibles caídas en nuestro trabajo sin sujeciones,  porque aún no tenemos camas especiales elevables en altura. Las barras de las camas p.ej. se usan para intentan prevenir una caída pero, a la postre, no es una solución, incluso puede empeorar la situación porque la persona puede tratar de saltarlas y la caída será aún peor. Eso, además de hacer el que se vea atrapada; generando ansiedad e incluso miedo, algo que también destruye a la persona. Eso de manera preferible se evita con camas elevables en altura que se pueden poner a ras de suelo con mucho menor riesgo. Y sí, en algunos casos, con los medios que tenemos, preferimos llevar el colchón al suelo; hay que ser creativos con los medios que tenemos. Desde luego lo hemos hablado previamente con las familias. También planteamos aplicar sensores de movimiento para las personas que se levantan por la noche.

-¿Qué queda por hacer?

-Esta residencia tiene que ser un modelo de atención centrado en la persona y para ello se han de revisar todos los planes de atención, pero también pasa por un proceso de escucha activa de cada residente, qué cosas funcionan, cuales no y cuales mejorar y cómo trabajar en ello. Para lograr eso es fundamental promover la participación real de todos ellos. Quiero crear un consejo de participación de residentes y familias con los que consensuar las decisiones que afectan a la vida de esta casa. Desde cómo cuidamos a cómo podemos cuidar mejor.

-¿Eso supone cambios en el personal?

-Estamos en pleno proceso de formación del personal, porque aunque sin duda partimos de la base de tener un equipo profesional estupendo; es cierto que hay que reciclarse, en todos los ámbitos de la vida y en nuestro caso en la revisión de los protocolos de actuación en general. Y en ese aspecto, genera mucha ilusión ver como los profesionales van haciendo suyas estas ideas.

-¿Serán necesarios más profesionales?

-En todo momento se ha cumplido la ratio legal establecida . Pero lo cierto es que sí pensamos reestructurar las carteleras de trabajo para el año que viene, una vez realizado un estudio de la situación actual y habiendo escuchado a todas las partes. Queremos emplear las horas de trabajo de la mejor manera posible para humanizar también el calendario de trabajo. Creemos que van a funcionar, porque hemos estudiado todas las carencias, pero no nos cerramos a posibles nuevos cambios.

-¿Desde que llega, qué porcentaje se ha cumplido de ese cambio radical?

-Llego el 23 de enero y a estas alturas podemos decir que hemos cumplido ya un 50%, estamos a medio camino.

-Respecto al edificio, ¿qué se encuentra?

-Me encuentro deficiencias estructurales y el mantenimiento a largo plazo descuidado. En mi ánimo de crear un hogar hay que cuidar todo al detalle, para que sea acogedor. Pero me encuentro un edificio muy centro residencial y poco hogar, con paredes frías y colores que no funcionan para nada con respecto a nuestro plan. Daba la sensación de un edificio en decadencia.

-Ahí es donde entra el Ayuntamiento.

-Sí, han escuchado en ese sentido nuestras sugerencias para mejorar la estética y dar esa sensación de hogar. En ese punto Clece acuerda con el Ayuntamiento invertir una cantidad de dinero importante en obras para mejorar el edificio, creando zonas nuevas que entrarán en funcionamiento pronto, tres salas y tres nuevos baños geriátricos en la planta baja adecuados a la normativa del Gobierno de Cantabria. El Ayuntamiento se encarga de la pintura de todo el edificio, de arriba abajo, y en ese proceso estamos.

-¿Qué nuevas salas se han habilitado?

-Son cambios que darán otra vida al centro, salas para mayor intimidad de las familias y los propios residentes, tres nuevos baños geriátricos, habitaciones para diversos cometidos, adecuar el comedor pequeño como sala de actividades ocupacionales donde trabajará nuestra psicóloga. La intención es ir acabando para empezar el año con un edificio saneado completamente.

-En la nueva organización habrá plazas privadas.

-Sí. Toda la obra que estamos acometiendo también se ajusta a la intención de pedir al Gobierno de Cantabria que nos conceda cuatro plazas privadas, como respuesta a una necesidad y a la demanda social. Han sido muchas las peticiones recibidas en ese sentido, peticiones de personas que quieren saber si hay plazas privadas. Y está claro que llevar una residencia tiene mucho coste y esas plazas puede ser solución para una financiación a medio y largo plazo sin incurrir en pérdidas.

-¿Llegará todo como regalo de Navidad?

-Nos gustaría tener todo pintado y poder inaugurar la residencia, esta nueva etapa. No sé exactamente cuándo, pero se celebrará con una fiesta que busca otra cuestión, integrar la residencia en la comunidad en la que se sitúa. Tenemos que pensar que las personas que están aquí, son responsables de lo que hoy como sociedad, somos y tenemos. A nuestros residentes les gustaría ver pasar a la gente del pueblo por aquí con más frecuencia, y nosotros animamos a todo el que pueda a hacerlo.

 

Beatriz González Varela, Trabajadora Social, es cántabra "britanizada" tras su paso durante 11 años por la isla, viviendo y ejerciendo profesionalmente en el suroeste de Inglaterra. Allí desarrolló su labor profesional como trabajadora social y jefa de equipos multidisciplinares; especializándose en el cuidado a los mayores. Acabó desarrollando su carrera, en hospitales públicos y centros de rehabilitación. Se especializó también, en la inspección de centros geriátricos; con especial atención en el cuidado centrado en la persona sin capacidad mental para consentir al internamiento; buscando erradicar las medidas privativas de libertad de sus cuidados, y cualquier restricción  que atentase contra sus derechos humanos y libertades personales.

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