Quien la ha visto y quien la ve. La Casa Consistorial de Los Corrales de Buelna, con más de un siglo de historia a sus espaldas, vive una segunda juventud, apenas cinco años después de que las intenciones políticas fueran abandonarla para llevar las oficinas municipales a los nuevos edificios que entonces comenzaban a levantarse sobre las antiguas escuelas, en pleno centro de la localidad.
Hoy la realidad es bien distinta y lo que fue mansión de la familia Mazarrasa hasta 1991 está adaptándose a las necesidades de la veintena de personas que trabajan en ella, al gobierno municipal, los grupos políticos y a los vecinos que se acercan para diligenciar cualquier gestión.
Tras años pensando en cambiar de aires, durante la pasada legislatura se volvió a apostar por la señorial Casona y comenzó una reforma que ha dado la vuelta al edificio, con la rehabilitación de varias salas en la planta baja y la primera, incluido el salón de plenos, la instalación de un ascensor, la renovación de toda la carpintería, el saneamiento del sótano y, ahora, la completa adecuación de la segunda planta para abrir nuevos espacios donde se instalarán los funcionarios que superen la Oferta Pública de Empleo que prepara el actual gobierno municipal. También se reformó el tejado al completo y se adecuó el exterior del edificio con nuevos, mejores y más amplios aparcamientos. Incluso se dio otro aire estético y funcional con la cristalera en los arcos de entrada o la colocación del escudo y letras colocadas en el lateral que da a los aparcamientos.
El alcalde, Luis Ignacio Argumosa, y el concejal de Obras, Julio Arranz, están siguiendo de cerca las obras que la empresa Pinturas Sabi está acometiendo en la segunda planta. Quedan apenas dos semanas para terminar pero ya se aprecia el gran cambio que supondrá ese proyecto, ampliando salas y mejorando una planta que se había mantenido prácticamente intacta desde hace un siglo. Se han derribado tabiques para hacer de pequeños espacios uno más amplio en los dos laterales del edificio, se han modernizado los servicios y se han cambiado los suelos de madera, dándoles un tratamiento contra la carcoma. "Una gran obra que verán los vecinos con el tiempo", decía el alcalde. Ambos, Argumosa y Arranz, reconocieron que en el desarrollo de la obra han surgido las "sorpresas habituales" en reformas de casas con más de un siglo de vida. Viguetas que no llegaban a los extremos y algunas cubiertas con hormigón que han tenido que modificar, pero por lo demás, dijeron, la obra ha ido conforme al proyecto y se espera terminar en marzo, "se ha podido mantener el proyecto y se ha acometido la obra tal y cómo la habíamos previsto", aseguraron.
Explicaron que aun quedará una nueva fase que pretende reformar la entrada del edificio y el mostrador de recepción y registro, "adaptándolo a los nuevos tiempos". También se mejorarán los despachos de servicios técnicos como el del arquitecto o los servicios jurídicos y, en la primera planta, la reforma de los suelos.
Para terminar, una vez se hayan rehabilitado los almacenes municipales que se convertirán en sede de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil (hoy en un anexo del Ayuntamiento), las dependencias que ocupan en la actualidad pasarán a albergar los despachos de los grupos políticos, los damnificados de la reforma de la segunda planta de la Casona.
