La ubicación original de la estatua de Quijano Lunes, 19 Septiembre 2022 La ubicación original de la estatua de Quijano

Un cuarto de siglo del 'rescate' de la estatua de Quijano

El 17 de septiembre de 1997 la estatua del empresario José María Quijano dejaba el lugar que había ocupado durante 72 años para entrar por primera vez en la mansión familiar, en Los Corrales de Buelna. La obra del prestigioso escultor Victorio Macho había presidido la entrada a lo que habían sido las oficinas principales de la empresa que fundó, Forjas de Buelna (después Trefilerías Quijano), abandonadas a finales del siglo pasado, tanto como la efigie que recordaba la figura del hombre que llevó la revolución industrial a Los Corrales. Hace 25 años la Asociación Cultural Olna revolvió Roma con Santiago para que aquella pieza artística de primer orden tuviera el reconocimiento que se merecía y la rescató del olvido. Ahora, a punto de cumplir un siglo, los integrantes de aquella asociación vuelven a clamar respeto por una escultura que presenta un preocupante estado de conservación.

La estatua, tres toneladas de piedra de Novelda moldeadas por el afamado escultor castellano Victorio Macho, se inauguró con gran boato el 3 de octubre de 1925, frente a la entrada de lo que eran las grandes oficinas centrales de la compañía en Los Corrales. Con el tiempo esas oficinas se abandonaron, crecieron matorrales en los jardines y la estatua se difuminó en la memoria de los corraliegos.

Pero no de todos. En la mañana del 17 de septiembre de 1997 las maquinas la sacaban del olvido y la trasladaban a la casona de los Quijano, entrando por el portalón familiar para su restauración.

A lo largo de aquel año la Asociación Cultural Olna había puesto en marcha un proceso de puesta en valor de los principales monumentos de Los Corrales, entre ellos la estatua de José María Quijano, presentando un plan de restauración y urbanización de la plaza propuesta para su instalación, frente a la casa familiar. El objetivo era inaugurar plaza y nueva ubicación de la escultura dentro de las celebraciones del 125 aniversario de la fundación de la empresa, en 1998.

Dos curiosidades que aún se recuerdan marcaron aquel ‘rescate’. Por una parte, fueron los descendientes de quienes colocaron la estatua en las viejas oficinas los que la trasladaron a su nueva ubicación. Por otra, quedó para la historia y el recuerdo una frase que pronunciaron algunos de los muchos jubilados que supervisaron todo el proceso, "qué habrá hecho para que le hayan echado de su fábrica".

Un año después la estatua dejó la casa familiar y se colocó en los jardines del parque de La Rasilla, como centro de los actos que conmemoraron entonces el 125 aniversario de la creación de la empresa. En la nueva plaza también se instaló una máquina tradicional de confección de puntas como homenaje a las cientos de personas que habían trabajado en esa fábrica a lo largo de más de un siglo de existencia.

Y mientras unos admiraban la obra, otros enfocaban su rabia en la escultura. En septiembre de 1998 se colocó en los jardines y en diciembre de ese año sufrió el que sería el primero de los actos vandálicos que dañaron seriamente esa obra de arte.

La mañana del 29 de diciembre de 1998 la estatua amanecía mutilada, daños que especialmente afectaban a la cara del empresario. La Asociación Cultural Olna, que había sacado del olvido el monumento, reclamó una restauración que terminó sufragando la familia del homenajeado en 1999.

El 6 de enero de 2000 la estatua sufría un nuevo acto vandálico que afectaba otra vez al rostro, semejante al primero y también en las mismas fechas. Volvió a restaurarse ese mismo año y dos años más tarde, el 29 de enero de 2002, fue protagonista otra vez de un nuevo ataque, en esta ocasión soportando un grafiti con la palabra ‘FASCISTA’, escrita en la base del monumento.

Ahora es el impasible paso del tiempo el que deja su huella. Con otro aniversario cerca, el de los 150 años de la puesta en marcha de la factoría que cambió la historia de Los Corrales, la figura vuelve a ser objeto de las miradas preocupadas de cuantos hicieron posible su recuperación. La obra reclama ya la revisión de algunos descascarillados y una limpieza general a ojos de cualquiera que pasea por el lugar, como Juan Miguel Villamuera, directivo que fue de la Asociación Cultural Olna durante el proceso de rescate y restauración.

La estatua sedente del hombre que generó un crecimiento exponencial del valle necesita, cuando menos, un lavado de cara que dé dignidad a una obra de arte del que fue uno de los mejores escultores palentinos de la historia, Victorio Macho, y por el significado que tiene para la historia contemporánea de la comarca.

Si para el traslado hubo un acuerdo unánime entre la asociación responsable de la idea, el Ayuntamiento, la familia y la empresa, ahora no se espera menos.

Para terminar, la obra incluye un bajorrelieve en bronce de los hijos del fundador de Trefilerías, obra de Agustín Herrán.

Y bajo ella, otra cuestión importante, la cesión al pueblo de Los Corrales de Buelna de esa estuatua en 1998

 

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