La subida a Ibio para colocar el Belén de Cumbre de Cartes Lunes, 19 Diciembre 2022 La subida a Ibio para colocar el Belén de Cumbre de Cartes

Belenes al cielo

En la cuenca del Besaya desde hace muchos años asociaciones o ayuntamientos eligen uno de los últimos fines de semana del año para montar sus nacimientos en plena montaña, eligiendo lugares señalados por la tradición, devoción o afición. El monte Tejas de San Felices, el Brazo de Los Corrales de Buelna o Ibio en su vertiente de Cartes recibían este fin de semana belenes tan significados como el que se coloca en la ermita de Selviejo, una vieja costumbre con una leyenda de fondo aún más antigua; el que el Grupo de Montaña Orza lleva a su refugio de montaña, levantado en los límites entre Somahoz y Bostronizo; o el Belén de Cumbre que la Asociación Deportiva el Musgoso lleva tres décadas colocando en el monte Ibio, este año con la participación del colectivo Cuestión de Aptitud.

Tal es la tradición que en los tres casos son decenas de personas las que se suman cada a las marchas de montaña que se organizan para llevar en procesión esos nacimientos, todas cargadas de alegría, cánticos, turrones, mazapanes y buenos caldos.

En San Felices de Buelna la marcha comienza en la iglesia de Rivero y termina en la ermita de Selviejo y por tener, la jornada que se elige cada año para colocar ese Belén cuenta con estrofas particulares adaptadas a un conocido villancico para cantar ese día. 'Metida en el monte Tejas / está la ermita Selviejo / y hoy hemos venido todos / a poner un Nacimiento. Pero mira como beben los peces en el río…'

La leyenda de la que hace años partió la tradición de colocar ese Belén cuenta la historia que un joven de San Felices que tras pasar 14 años de su vida en el ejército desembarcó en la Navidad de un año sin especificar de principios del siglo XV en Santander, con el ánimo de volver a ver a su familia. No había otra forma que caminar para llegar a San Felices, a Tarriba en concreto, donde residían parte de sus allegados más cercanos, y eso hizo. Le cogía de camino hacia su casa, en Quintana de Toranzo, así que paró a ver a sus parientes y se quedó a compartir la cena con ellos y contar cómo había sido su vida desde que salió de Cantabria.

Nevaba copiosamente por lo que le invitaron a pasar la noche en Tarriba y caminar juntos al día siguiente hasta su casa. Pero el joven llevaba muchos años sin saber nada de sus padres y hermanos, así que cogió sus aparejos y se enfrentó a la nieve y un duro trayecto a través del monte Tejas.

Aproximadamente eran dos horas de dura caminata, quizá más por la nieve, pero a un joven y fuerte soldado no le arredraba ni el tiempo ni acortar el trayecto atravesando la montaña, así que tras cenar se despidió y echó a andar. La aventura terminó pronto. Al día siguiente unos vecinos encontraron su cadáver descuartizado por lobos, despedazado sin remisión, identificable apenas por los trastos que llevaba consigo.

La historia horrorizó a todos los habitantes de la comarca hasta tal punto que decidieron levantar en el lugar donde se halló el cuerpo una ermita, la ermita de Selviejo, como se conoce al lugar. Cada año los vecinos subían en Navidad a esa ermita para recordar aquella historia que contaban los mayores en las noches de cabaña. Por eso, hace unos años, el Ayuntamiento quiso recuperar esa tradición y organizó una marcha popular a la ermita para colocar un Nacimiento que aún hoy se celebra.

En Cartes llevan 30 años partiendo del entorno de otra ermita señalada, la de San Cipriano, para llevar su Belén al monte Ibio, atalaya especial para disfrutar de toda la cuenca del Besaya. La Asociación Deportiva el Musgoso se encarga de la organización y de viandas y bebida, porque las muchas personas que se unen a esa tradición ponen la diversión y los villancicos. Este año cuentan además con la participación del colectivo Cuestión de Aptitud, una asociación de familias con niños con discapacidad que nace "de la pasión por el deporte y la búsqueda de mejorar la calidad de vida de sus hijos" haciéndoles partícipes en sillas especiales de sus caminatas por buena parte de la geografía cántabra, "disfrutando de la naturaleza y compartiendo experiencias", como hicieron este domingo en la marcha a Ibio.

Y en Los Corrales de Buelna es el nutrido Grupo de Montaña Orza el que hace honor a su principal afición para llevar un Belén de Fabio Greaume al refugio que ese colectivo gestiona en el monte Brazo.

Su historia es diferente pero también se basa en una tradición, más cercana, pero igual de importante. A raíz de la multitudinaria marcha Luchamos por la Vida que unió la Bien Aparecida y el Santuario de la Virgen de Covadonga "estrechamos relaciones con el club de montaña La Huella de Colunga, y ellos, como otros clubs asturianos, ya  tenían la tradición de subir, el domingo antes de Navidad, a alguna cima y colocar El Belén de Cumbres, que así lo llaman por el Principado", contaba ayer Ignacio Mantecón, presidente de Orza.

Fruto de esos lazos "comenzamos a ir todos los años a esa marcha, nos juntamos doscientos montañeros y amigos de las dos comunidades, colocan el Belén y como el cura del pueblo es montañero, siempre invitaba a rezar una oración en la religión de cada cual o guardar un minuto de respeto por todos los montañeros fallecidos, para luego cantar unos villancicos". En lo más alto de distintas cumbres cada año se oyeron el Asturias patria querida y el Viento del norte sellando la unión.

La pandemia "golpeó con fuerza", así que este año será el tercero sin poder repetir esa tradición, "pero en 2024 esperamos volver y entre tanto, ponemos nuestro Belén de Cumbre".

 

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