Punto de encuentro en Bárcena Jueves, 18 Enero 2024 Punto de encuentro en Bárcena

Mañana de sirenas y mensajes en Iguña, Pesquera y Aguayo

A las 11 en punto de la mañana Lucía Gutiérrez dio un salto en su despacho del Ayuntamiento de Arenas de Iguña. Ya lo esperaba, sabía que estaba previsto un simulacro por un posible colapso de las presas de Alsa, Mediajo y Matahoz, pero aun así la intensidad del pitido en su móvil la cogió por sorpresa. La alarma, "que despertaría a cualquiera", decía, venía acompañada por el primer mensaje enviado a todos los teléfonos ubicados en ese momento en los municipios de Arenas de Iguña, Bárcena de Pie de Concha, Molledo, Pesquera y San Miguel de Aguayo, "una prueba de aviso a la población en caso de emergencia relacionada con el plan de presas de Alsa, Mediajo y Matahoz. Estamos trabajando por su seguridad. Este aviso no requiere ninguna acción por su parte". Así rezaba ese primer mensaje, firmado por la Red de Alerta Nacional y el Servicio de Protección Civil y Emergencias y recibido puntualmente por más del 90% de la población implicada, según los responsables del plan de emergencias. Lo cierto es que hubo personas que no lo recibieron y Carmen Magaña, responsable del Servicio de Prevención y Planificación de Protección Civil del Gobierno de Cantabria y miembro del Comité para la Implantación del Plan de Presas, señaló que será ahora el Ministerio del Interior el que tenga que determinar porqué ciertos móviles no lo recibieron, bien por un fallo de emisión de la señal por parte de determinados operadores o por la necesidad de hacer ajustes previos en los terminales. Uno de los que no recibió ese mensaje fue el alcalde de Arenas de Iguña, Pablo Gómez, que aun así siguió de cerca el desarrollo del plan de emergencia.

Otra cosa fue la sirena que se emitió desde cinco puntos repartidos por los municipios involucrados en ese simulacro. En términos generales se oyó bien, pero ese sonido llegó mal a La Serna de Iguña y apenas a Arenas o Las Fraguas. Tampoco se oyó en Silió o pueblos altos del valle. "Se oía más la sirena de Hilaturas", decía José Manuel en una de las tertulias que provocó ese simulacro en Bárcena, en referencia a las alarmas de la extinta empresa Hilaturas de Portolín.

De todas formas, Carmen Magaña calificó de "satisfactorio" el desarrollo de un simulacro que comenzó minutos antes de las 11 de la mañana con la comprobación del buen funcionamiento del centro de control, la notificación formal a la Confederación Hidrográfica, Delegación del Gobierno y al 112, la activación del Plan Especial de Protección Civil y enviar posteriormente, a las 11 en punto de la mañana, los mensajes de móviles a las personas que en ese momento estaban en los municipios implicados. Una vez confirmada la recepción de los mensajes se activaron las sirenas en la zona de cobertura. Se comprobó el funcionamiento durante 30 segundos de las cinco sirenas y a la una del mediodía la remisión del último mensaje, el de final del simulacro. "Fin del ejercicio", decía ese mensaje.

Muy pocos vecinos se habían quedado sin enterarse en los días previos. La radio Valle de Buelna FM, la prensa, cartelería, folletos con consejos básicos y el boca a boca se había extendido como la avalancha que preveía el colapso de esas grandes presas. Esa era la pregunta. ¿Qué pasaría, qué habría que hacer? Pasaría que la rotura de las presas se llevaría por delante localidades como Bárcena, Helguera o Santa Cruz. Y los ayuntamientos respectivos tendrían que señalizar los puntos a los que la población debería dirigirse, puntos altos para evitar una avalancha que en media hora habría anegado todo el sur del valle de Iguña.

La población agradeció el simulacro. Los mensajes fueron bien recibidos, con susto incluido por el pitido especialmente, desde Las Fraguas o La Serna y Bostronizo, en Arenas de Iguña, a Pando o Silió en Molledo y a Pie de Concha, en Bárcena. Los más hablaban de la recepción de mensajes pero se quejaban de no haber oído las sirenas. Era el caso de Julio, en Arenas, Nieves, en Las Fraguas, o Paula en La Serna y Quinita, en Silió. Belén, en Bárcena, o Vanesa, en Pando, sí habían escuchado esas alarmas, lo mismo que Jesús, en Bostronizo.

 

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