Un centenar de vecinos de la última urbanización construida entre la Hoya y la calle José María de Pereda de Los Corrales de Buelna sufren desde hace una semana el corte de suministro eléctrico ejecutado por la empresa Eon, por una deuda contraída con la compañía de 18.000 euros. No lo deben los vecinos sino la empresa constructora de la urbanización. Y no es lo único. Hay pendientes 14.000 euros de licencias al Ayuntamiento previas a la concesión de la cédula de habitabilidad. Y son necesarios otros 36.000 para sufragar el transformador que permitirá a los vecinos, tres años después de firmar las escrituras y entrar a vivir, pensar en lograr la licencia de primera ocupación. Son, en la mayoría de los casos, tres años con agua y luz de obra. El suministro de agua fue el primero que se cortó. Se debían cerca de un millar de euros a la empresa suministradora y, como vio venir el percal, cortó por lo sano. Los vecinos se unieron y pagaron la deuda de la empresa y los siguientes recibos. Ahora ha sido la luz. Pero ya no son mil euros, ahora son 18.000. Aún así, si fueran los únicos se lo pensarían, pero queda mucho más. Esta semana han estado en el Ayuntamiento y se les ha trasladado la comprensión de los políticos. No se puede anular la deuda pero si aplazar los pagos para facilitar llegar a un final feliz. Con todo, aún no pueden tener licencia de primera ocupación por la falta de un transformador que acabe de una vez con la luz de obra. Y eso cuesta 36.000 euros, un 30% por adelantado. Convocados por la jovencísima presidenta de comunidad, Verónica Humara, las 36 familias de un bloque y 17 de otro han manifestado sus distintas, y a cual peor, preocupaciones. Matrimonios con niños pequeños, personas mayores, familias con recursos ya de por sí muy limitados como para afrontar nuevos gastos que, además, no les corresponden. Y la empresa ha hecho mutis por el foro, según cuentan. Han intentado ponerse en contacto con los responsables de Cagigas Solar, la constructora, pero no les ha sido posible porque, decían, ya no existe como tal constructora. Con esa empresa ya tuvieron un encuentro ante la Justicia al solicitar los vecinos se tramitara la obtención de la cédula de habitabilidad. Les dio la razón, pero la empresa ha recurrido y habrá que esperar. Esperar es el sino de los vecinos. De estos y de otros de otras tantas urbanizaciones de la misma empresa, aseguran, personas que se encuentran en situaciones muy semejantes. Se sienten engañados desde el principio, incluso presionados en algunos momentos. Llevan tres años y ellos si que pueden decir aquello de que así y aquí no han quien viva. Eso sí, pagar, parece que les tocará pagar si lo que quieren es tener los servicios mínimos de cualquier hogar.