Lledías junto al retablo de San Antonio Lunes, 03 Febrero 2014 Lledías junto al retablo de San Antonio

El 'milagro' del retablo de San Antonio

La exposición del retablo de San Antonio, en la iglesia parroquial de Los Corrales de Buelna, es la demostración de que los caminos del Señor son inescrutables. El “retablo del milagro”, como afirma el párroco, Francisco Lledías, ante la unión de coincidencias que se tuvieron que dar para recuperar ese retablo y la imagen que albergó hasta hace casi un siglo.

La historia comienza hace dos años, coincidiendo con los trabajos de recuperación de los retablos laterales de la iglesia parroquial. Ante el buen trabajo que se estaba realizando, el párroco comentó a las profesionales del gabinete responsable de la restauración la existencia de varias piezas en madera policromada abandonadas en el desván de otro templo, el Santuario de Nuestra Señora de la Cuesta.

Las responsables del gabinete Agoras se desplazaron a ese desván y comprobaron la existencia de hornacinas, columnas, piezas en general de lo que podían ser, al menos, dos retablos. Advirtieron su valor y trasladaron todas esas piezas a su taller, para un examen más pormenorizado. Allí comprobaron que efectivamente se trataba de elementos pertenecientes a dos retablos, uno completo, el otro, en peor estado, irrecuperable.

El párroco dio el visto bueno y comenzaron los trabajos de limpieza y restauración de cada pieza, para luego ir montando el retablo. Una vez unido se comprobó que databa del siglo XVIII, de la última época del rococó, dando paso ya al neoclasicismo.

Mientras, los mayores del lugar fueron desvelando su historia. La obra fue pensada para un lateral del Santuario de La Cuesta, donde estuvo hasta el primer tramo del siglo pasado. Le acompañaba en el templo otro retablo, seguramente los dos encontrados en el desván, donde fueron abandonados tras retirarlos del Santuario para caer en el olvido.

La imagen principal del retablo que sí pudo ser restaurado corrió peor suerte. Durante la Guerra Civil fue mutilada y también terminó en el mismo desván. Hasta hace unos años, cuando las mayordomas del Santuario la encontraron y se la llevaron a Francisco Lledías. Era San Antonio de Padua, una pieza del siglo XVII, “especialmente bonita y valiosa”, asegura el párroco. Por eso llevó la imagen a las Clarisas de Santillana del Mar para su restauración. Le faltaban las manos, amputadas tras el conflicto civil, y no se encontraba el Niño Jesús que portaba sobre el libro de las Escrituras. Pero siguiendo con las coincidencias, el párroco tenía en su casa un Jesús del siglo XIX que iba perfecto a la escultura de San Antonio. El resultado fue del gusto de Lledías y colocó la imagen en una peana, a la derecha del templo principal de Los Corrales de Buelna, junto a otra imagen de Santo Domingo.

Y ahí permaneció hasta que finalizó la restauración del retablo recuperado en el desván del Santuario. Se había unido y solo quedaba limpiar el lienzo que cubría el fondo del hueco principal. Una imagen curiosa que representaba un mar embravecido donde los peces saltaban visiblemente.

Cuando el párroco lo vio fue cuando se dio cuenta de que el círculo se cerraba. San Antonio volvía a su casa. “Estaba claro, la imagen representaba el milagro de San Antonio, cuando rechazado en un pueblo predicó al mar y los peces saltaron para escucharle”.

“Todo ha vuelto a ser como era en el principio, con la única diferencia de que el retablo ahora se expone en la iglesia parroquial. Muchas coincidencias en una sola historia, por eso me gusta decir eso del ‘milagro’ de San Antonio”.

Por cierto, otro de los huecos del retablo ha servido para colocar una imagen muy venerada en Los Corrales de Buelna, la de la Milagrosa. Como no.

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