“Aunque se moje, el Tarumbo no se encoje”.
En las palabras que dirigió al público, el presidente de la popular peña corraliega, recordó que este lema se coreaba al unísono en las fiestas de San Juan de 1984 cuando la lluvia echó al traste gran cantidad de los actos taurinos previstos.
Fueron tiempos intensos, en los que El Tarumbo se fundó con sólo 13 socios empeñados en recuperar la grandeza que aquellas fiestas de San Juan tuvieron muchos años atrás, con el patrocinio y tutela de la empresa Nueva Montaña Quijano.
Además del recuerdo a los socios fallecidos este año, las palabras de Francisco Saiz Aguayo estuvieron dedicadas a todos esos fundadores y voluntarios colaboradores que tanto han hecho por la peña y por las fiestas de la localidad.
Muchos lo siguen haciendo, como lo demuestra su trabajo para llevar a cabo este evento cada año: desde elaborar los canapés hasta el montaje y desmontaje de las grandes carpas instaladas en el patio de FP de La Salle.
De entre todos, en la noche de ayer, se destacó a tres que recibieron una placa y un sentido homenaje delante de las 300 personas presentes en el acto: Francisco Crespo, de restaurante casa Paco; Antonio Conde, de muebles Conde y Manolo Santos, que escuchó las emocionadas palabras que le dedicó su hermano Manolo.
Aguayó también reconoció la colaboración desinteresada de los tres trabajadores del bar de la peña: Chuchi, Nela y Adriana y agradeció muy especialmente a Alfredo Guerra, director de márquetin de Kia, los regalos que hizo llegar para repartirlos entre los asistentes.
No faltaron a la invitación el alcalde, Julia Arranz, el concejal de Personal y Seguridad, Alfredo Casanova y el concejal de la Corporación, Gonzalo Saiz.
El acto contó con la actuación del grupo `Los de antes´, que interpretaron las canciones más animadas y recordadas de las últimas décadas.
Magosta
Previamente se había celebrado la magosta frente a la sede de la peña, con gran cantidad de público y la colaboración de una tarde noche fresca y apacible.
El resultado del asado de las castañas fue superior a otras ocasiones. Una parte de las mismas se asaron en el horno de la panadería Hermanos Cobo, a quien El Tarumbo agradece su colaboración, y la otra parte se asaron en las parrillas situadas donde se repartían las castañas.