Jurado del concurso Lunes, 18 Mayo 2015 Jurado del concurso

La Salle pone en valor el selecto arte de escribir bien

El colegio La Salle de Los Corrales de Buelna ha organizado el primer concurso de caligrafía que se recuerda en la región, un certamen que ha servido para comprobar que el gusto por la buena letra y mejor mano se mantiene en los tiempos del ordenador. El resultado sobre el papel ha sido tan asombroso que en algunos casos la mano del escriba podría rivalizar perfectamente con cualquier documento impreso. En la primera propuesta de ese tipo que se celebra en Cantabria se presentaron doce personas, todas por encima de los 40 años, algunos de más de 70, demostrando que la pericia en la buena escritura no se pierde y que se vuelve a poner de moda, como demuestran algunos talleres que se están organizando en España.

El ganador

Al final, tras una dura deliberación, el jurado decidió que el mejor escriba de Cantabria es Fernando García González, un viejo alumno de los hermanos lasalianos que demostró no solo una maestría fuera de lo común, sino un aprecio a la buena letra excepcional. Incluso estando mermado de facultades, porque a sus 73 años se presentó al certamen en pleno proceso de recuperación de una rotura de un metacarpo de la mano derecha, situación que ha tenido en cuenta el jurado a la hora de valorar sus méritos, de por si visibles en su esmerada letra de estilo inglés.

Fernando García reconoció tener el "vicio" de escribir "siempre bien, aunque solo sea para mí". Un hábito que adquirió en sus seis años en el colegio La Salle y que mantuvo en su trabajo en Quijano, "donde en aquel tiempo se requería permanentemente escribir bien para una fácil comprensión por el resto de personas que accedían a los documentos". Ahora con los ordenadores "se ha perdido aquella forma de escribir". También reconoce que en sus tiempos de estudiante había alumnos que escribían mejor que él, "pero por motivos de trabajo y afición yo he seguido cultivando el estilo no solo en la oficina, también como secretario de algunas asociaciones, redactando las actas".

E inciden en el comienzo de su afición, "cuando en el colegio se primaba tanto la aplicación a la hora de escribir como el trabajo en sí, la forma y el fondo con igual valor". Entre sus preferencias, la letra inglesa frente a la redondilla o gótica, y la "pluma de antes", aunque ahora hay que 'tirar' de bolígrafo.

En segundo lugar quedó José Manuel Polanco y tercero fue otro 'vicioso' del arte de escribir bien, Carlos Ituarte, que dejó a todos boquiabiertos con su estilo y por aportar sus propios plumines para que nada quedase al azar.

Los antiguos alumnos y la dirección del colegio La Salle de Los Corrales de Buelna fueron los artífices de un concurso que tenía por intención la de recuperar la buena caligrafía que marcó toda una época en la Educación del siglo pasado. En los tiempos de los ordenadores y la escritura de 'médico', convocaron un concurso para que todas aquellas personas que destacasen por su buena mano en la escritura pudieran lucirse y mostrar con orgullo su estilo. Así lo hicieron doce personas, sentadas en sus pupitres, como antaño, y con los mismos nervios que entonces, como reconocían ellos mismos.

Como explicaba el Hermano Cecilio, uno de los organizadores, fue una oportunidad para que las personas de alguna edad que aprendieron caligrafía en sus años de estudiantes demostraran su arte escribiendo, que recordasen y exhibieran su buena letra. "No hay oportunidades hoy en día de demostrar ese aprendizaje, así que hemos pensado que era una buena oportunidad para personas que tienen una escritura magnífica".

El concurso estaba abierto a cuantas personas considerasen que escriben bien, fuera cual fuera su estilo, porque lo que se valoró fue la presentación, limpieza, creatividad y técnica. Se les facilitó una hoja y un texto que debieron copiar con el instrumental (pluma, bolígrafo o lápiz) que eligió cada uno para demostrar su técnica.

Y como obras de arte que son, los textos han quedado en manos de la organización para una posible exposición.

"No se trata de querer volver a aquellos tiempos de caligrafía excelente, porque hoy día el ordenador hace maravillas, pero si buscar la satisfacción personal de quienes aprendieron a escribir primorosamente y no tienen otra ocasión para manifestarlo", incidió el Hermano Cecilio.

Como ejemplo del cambio de tiempos puso sobre la mesa el propio archivo histórico del centro corraliego. "Estoy trabajando en el archivo del colegio por los acontecimientos lasalianos que celebraremos este año y es notable la diferencia entre los documentos de 1890, los primeros que se registraron con la llegada de los primeros hermanos a Los Corrales, donde se aprecia una letra redondilla preciosa, y los de hoy en día, que algunos cuesta  incluso hasta entenderlos".

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